Cuando el sol comenzó a despuntar sobre las dunas de Bisha, el campamento despertó lentamente, sacudiéndose el polvo de la tormenta de la noche anterior. Los primeros rayos de luz revelaron el estado en que había quedado todo: carpas maltrechas, equipos cubiertos de arena y rostros que mezclaban cansancio con determinación. A pesar de todo, había una energía particular en el aire, como si el amanecer del desierto trajera consigo un borrón y cuenta nueva.
Al final de aquel día, agotados hasta los huesos, nos resignamos a buscar descanso en medio del polvo que cubría nuestra improvisada "habitación" y del ventarrón que seguía soplando como un recordatorio de que estábamos en territorio implacable. Cada rincón del refugio estaba impregnado de arena; las frazadas crujían bajo el peso de diminutos granos y nuestras maletas eran ahora pequeños montículos desérticos.
Ya en Bisha, llegamos al campamento base, el epicentro de nuestra cobertura y del movimiento del Dakar. El aire olía a adrenalina y motores, mientras los equipos trabajaban sin descanso para afinar los detalles finales antes de la largada. El lugar, a primera vista, parecía un oasis organizado en medio del desierto, pero pronto descubriríamos que el desierto no se somete a ningún control humano.
Como cada enero, un grupo de periodistas latinoamericanos partimos hacia Arabia Saudita, listos para cubrir una nueva edición de la prueba más desafiante del mundo: el Dakar. Desde nuestros países de origen volamos hasta Barcelona, punto de encuentro para iniciar juntos la travesía. Allí, abordamos un vuelo chárter con destino a Bisha, haciendo una escala inesperada y curiosa en El Cairo.
Se llevaron a cabo las verificaciones técnicas y administrativas de las máquinas que dirán presente en el raid más duro del mundo en el vivac de Bisha, Arabia Saudí, donde este viernes se pondrá en marcha la competencia.
Cada enero, el planeta Dakar aparece en las pantallas de todo el mundo. Con un campo de 440 vehículos y participantes de 70 naciones, el mayor rally raid del planeta capta la atención de los medios de comunicación en todas partes, con 70 canales de televisión transmitiendo la acción a espectadores de todo el globo. Tanto los seguidores acérrimos del rally raid como los curiosos hechizados por los mágicos paisajes de Arabia Saudita tienen una gran variedad de opciones para seguir la carrera, ver entrevistas con los campeones y echar un vistazo detrás de escena en el bivouac. ¡Incluso puedes formar tu propio equipo soñado y probar suerte en la gloria virtual!
El piloto de Lleida llega a la cita saudí tras haberse proclamado Campeón del Mundo FIA de Bajas de la categoría Challenger, además de acabar tercero absoluto. Al volante de un Taurus T3 Max de la estructura Nasser Racing, y con Jaume Betriu como copiloto, Pons buscará el Top 5 en una clase extremadamente competitiva. “Corremos con un vehículo 100% nuevo, con todas las evoluciones clave probadas y desarrolladas por el propio Nasser Al-Attiyah. Si somos regulares, creo que estar entre los cinco primeros es una meta realista”.