n el rally, como en la vida, los resultados son claros: gana quien llega primero. Pero cuando la información es manipulada o relatada con sesgo, lo que se pierde no es solo precisión, sino también justicia. Eso es exactamente lo que ha ocurrido con la cobertura del Rally de Jesús María, una válida puntuable tanto para el Campeonato Sudamericano CODASUR como para el Rally Argentino.
PH: JES Audiovisual
La carrera fue categóricamente dominada por pilotos paraguayos, que ocuparon —con contundencia y talento— los cuatro primeros lugares de la clasificación general. Agustín Alonso, con un ritmo impecable y una conducción sólida, fue el ganador absoluto de la competencia. No hubo dudas, no hubo discusión: el rally lo ganó Alonso.
Sin embargo, una publicación argentina decidió titular que “Miguel Baldoni dominó y ganó el Rally de Jesús María”. El problema no es menor. Más allá de las particularidades de los campeonatos —donde Baldoni obtuvo los puntos del certamen nacional argentino por ser el mejor clasificado entre los pilotos locales—, el rally es una sola prueba, con un único recorrido, una única clasificación y un solo ganador general. Esa victoria le pertenece, con todo derecho y honor, a un piloto paraguayo.
Utilizar la clasificación del campeonato nacional como excusa para afirmar que Baldoni “dominó” y “ganó” es, como mínimo, una falta de rigurosidad periodística. Pero más allá de eso, es una falta de respeto hacia los verdaderos protagonistas de la carrera. Es minimizar el esfuerzo, el talento y el logro de quienes cruzaron la meta por delante. Es intentar imponer una narrativa nacionalista por encima de la verdad objetiva.
Lo más curioso —y quizás revelador— es que esta no es la primera vez que ocurre algo así, aunque con la dirección de los papeles invertida. En el año 2006, en Encarnación, fue Alejandro Galanti quien ganó la general con un Toyota inscrito solo por el campeonato paraguayo. En aquella ocasión, el mismo medio que ahora engrandece a Baldoni, desmeritó la victoria de Galanti, y tituló que el segundo había sido el “verdadero” ganador, ya que competía por el certamen sudamericano. Casi se podría decir que los resultados condicionan las perspectivas del observador… o del escribiente.
El periodismo deportivo tiene una responsabilidad: informar con precisión, reconocer méritos, y honrar el esfuerzo de los atletas sin importar la bandera que representen. Esta vez, se ha fallado en esa tarea. Y es necesario señalarlo, porque el silencio también es cómplice de la injusticia.
Agustín Alonso ganó el Rally de Jesús María. Lo hizo frente a rivales de primer nivel, en una competencia que exigía lo mejor de cada uno. Los pilotos paraguayos brillaron en tierras argentinas y se ganaron un lugar en lo más alto del podio. Y si algunos medios deciden mirar para otro lado, nosotros no lo haremos. Porque el rally, como el periodismo, también se trata de honor