a Historia del Automóvil
Era el 29 de enero de 1886. En Chicago, Estados Unidos, un hombre de sesenta años toma el liderazgo de un grupo de trabajadores y se reúnen en un bodegón para ajustar detalles de la organización y poner fecha para una manifestación de trabajadores, solicitando el límite de las horas de trabajo diarias, en ocho. La manifestación sería el 1 de mayo.
En Atlanta, Georgia, un farmacéutico trabajaba jornadas enteras casi sin dormir en un proyecto para desarrollar un concentrado medicinal a base de extracto de coca y azucares para curar los problemas de estomago causados por la morfina del cual era adicto. Se encontraba a meses de crear la bebida artificial que después sería la más famosa y consumida del mundo.
En Berlin, Alemania, el frio pegaba mucho más fuerte que el año pasado. Un hombre de unos cuarenta y cuatro años caminaba bajo una nevada que comenzaba justo al salir de su casa y que teñiría de blanco sus gruesos bigotes, aunque lo que más le preocupaba era que no se mojen los papeles que llevaba en un portafolios negro y que representaba años de trabajo y una gran inversión para su época en tiempo y dinero. Aquel día, Karl Benz se dirigía a patentar su “vehículo motorizado con motor de gasolina” de tres ruedas, y se consideró como el día del nacimiento del automóvil.
En el año 1886 comenzó la increíble y exitosa historia de Mercedes-Benz que acaba de cumplir 137 años de constantes cambios y evoluciones que aportaron al mundo de la movilidad una increíble variedad de beneficios mecánicos y tecnológicos. El DRP37435 es el número que identifica los documentos del certificado de nacimiento del primer vehículo movido con un motor de combustión interna que llevaba la denominación de “Vehículo motorizado con motor de gasolina” y que fuera patentado aquel día por Karl Benz en la oficina alemana de patentes Imperial en Berlín (hoy Oficina Alemana de marcas y patentes de Berlín.)
Esta primera parte de la historia hace justicia a un hombre de gran creatividad, entusiasmo, carácter y una increíble visión empresarial que lo llevó, después de poner el coche en la calle, a administrar el crecimiento de su empresa y emprender proyectos para sostenerlo en el tiempo. En 2009, (123 años después) la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura hizo que la patente de aquel primer coche movido a combustión, pase a formar parte del Programa Memoria del Mundo de la Unesco.
Velocidad y distancia: primeros objetivos
Pero este primer vehículo ya había saltado de la mente de Benz meses antes en el año 1885 cuando él mismo, en un cuarto al lado de la cocina de su casa, fabricó un motor de cuatro tiempos con un solo cilindro horizontal de 954cc de desplazamiento, que podía girar a 400 rpm para derogar 0,75 caballos, lo que representaba toda una novedad con todas las limitaciones que hasta ahí tenía aquella maquina que sería la encargada de propulsar el primer coche de Benz meses después. De hecho, aquel móvil de tres ruedas era toda una novedad en el mundo ya que fue el primer vehículo propulsado por un motor de combustión interna alcanzando una velocidad final de unos 16 kilómetros por hora.
Desde el momento de su registro, el invento de Benz fue toda una incógnita ya que solo seis meses después, el 3 de julio de 1886 apareció en público, en la ciudad de Ringstrasse, en la localidad alemana de Mannheim, de donde él era oriundo. En aquella oportunidad desplazó su vehículo desde Ringstrasse hasta Pforzheim sobre una distancia de 104 kilómetros, convirtiendo a éste, en el primer viaje de larga distancia de la historia del automóvil. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue que el viaje estuvo a cargo de su esposa Bertha acompañada de sus dos hijos Eugen de14 años y Richard de 15 años con el objetivo de demostrar que el coche era útil para el uso diario y sobre todo podría ser conducido por cualquier persona. Ya en la descripción de la patente de su invento, Benz había detallado que el uso del motor era para “la operación de carros principalmente ligeros para el transporte de hasta cuatro pasajeros”.
Gottlieb Daimler: el complemento perfecto
Se escribió alguna vez que la familia Benz iba parando en los poblados para mostrar el vehículo y su aparición sin aviso en varios lugares causó estupor y pánico en los habitantes incrédulos al ver un carruaje sin caballos, transitando a gran velocidad por los caminos vecinales de tierra.
Como hecho coincidente de gran relieve es bueno comentar que ya en 1883, no muy lejos de Berlín el joven Gottlieb Daimler creó un motor con los mismos principios y el mismo combustible que lo montó, junto con un colaborador, Wilhelm Maybach, a un vehículo de dos ruedas en lo que sería el nacimiento de la motocicleta.
Sin dudas, estas invenciones trajeron al mundo la respuesta inmediata a una movilidad que comenzaría a abrir el horizonte de las sociedades más conservadoras con un cambio del elemento generador de potencia que daba su segundo salto luego de haberse iniciado con la tracción a sangre y pasado por la locomoción a vapor, aunque siempre sobre un vital y fundamental elemento; la rueda.
La guerra y sus "beneficios"
La evolución de la industria del automóvil se iniciaba de esta manera con estos dos genios que, lejos de competir, por lo general intercambiaban ideas, dudas, pruebas, resultados y conclusiones, para el desarrollo de sus proyectos que cada vez tenían más demandas transformándose en un negocio próspero y sobre todo, un emprendimiento con un gran futuro para la movilidad a nivel mundial.
Pero la política de las naciones tenía otros planes para el mundo y la primera guerra mundial cambiaría muchas cosas y entre ellas, colaboraría al estancamiento del desarrollo automotriz como consecuencia de una crisis económica mundial que entorpeció absolutamente todo. Fue así que Daimler y Benz resolvieron fusionarse en 1920 para enfrentar la crisis y colaboraron entre sí, para seguir evolucionando la floreciente industria transformando esta sociedad, en una "consecuencia positiva" de la maldita primera guerra mundial.
Antes de aquella fusión, Gottlieb Daimler ya había fundado la "DMG" junto con el diplomático austriaco Emil Jellinek, quien había inyectado un importante capital para seguir desarrollando los motores y las carrocerías de los primeros vehículos.
El sello final
Una vez concretado el consorcio y la fundación de la nueva empresa fabricante de vehículos, se adoptó el nombre "Mercedes" por la hija de Jellinek que en ese entonces tenía diez años. El logotipo obedeció a que tres eran los objetivos de la motorización universal: tierra, agua y aire. Aunque otros opinantes menos arriesgados, especularon que la estrella tenía tres puntas porque la empresa tendría tres pilares fundamentales como los eran, los tres hombres propietarios de la misma.
Sin dudas que, a pesar de la enorme cantidad de patentes registradas en los primeros años de la movilidad con motores de combustión interna, la aparición de Mercedes reivindicó categóricamente un liderazgo tecnológico palpable desde aquel frio invierno de 1886 cuando Karl Benz presentaba al mundo su triciclo motorizado y Daimler hiciera un trabajo similar con su carruaje a motor.
En la actualidad, en una visita al museo Mercedes Benz de Sttutgart, Alemania, al ingresar al primer salón de la muestra automotriz más importante del mundo, el visitante se impacta al enfrentarse cara a cara con el triciclo de Benz y el Carro Motorizado de Daimler; las dos joyas más preciadas de la historia del automóvil.
Hoy, en los umbrales de un nuevo cambio de movilidad que abandonará los motores creados por Benz y Daimler para introducirse al mundo del futuro con los motores eléctricos, la conducción autónoma y la inteligencia artificial, podemos decir que Mercedes Benz representa el pasado, presente y futuro de una de las industrias más exitosas del mundo, la industria del automóvil.